Una visión diferente de la «ciudad de la luz»
Un reportaje sobre una competición deportiva de automovilismo siempre tiene algo de especial y más si es la primera vez que acudes a un certamen como el de la Fórmula E, en el ePrix de París 2019, a ratos pasado por agua.
Casi 100 años después de la llegada a París de Ernest Hemingway como corresponsal extranjero y de la publicación de su novela del mismo título en 1926, París ha vuelto a ser una Fiesta aunque muy diferente a la de los años en que la Ciudad de la Luz asimiló la influencia de escritores y artistas modernistas de la comunidad de expatriados de la I Guerra Mundial, «La generación perdida» de la década de 1920…
… la Fiesta comenzó tan solo unos días después del devastador incendio de la catedral de Notre Dame y con el corazón de los parisinos aún dolorido. A pesar de ello, la ciudad se engalanaba para recibir el E-Prix de París con carteles promocionales de la carrera por las calles y en los escaparates de las marcas implicadas en el campeonato como Jaguar, Mercedes, Geox, etc., en las tiendas del Boulevard Saint-Germain que me llevaba camino del circuito para recoger mi acreditación.

Fórmula E, París era una Fiesta: «Media Centre»
Frente al Grand y Petit Palais, en la orilla izquierda del Sena, cuna de movimientos artísticos y de pensadores, donde personajes tan influyentes como Gertrude Stein, Scott Fitzgerald o Ezra Pound vivieron hace un siglo, se encontraba el Centro de Acreditaciones.
Desde el mismo momento en que recoges tu pase, percibes que estás ante un evento diferente y comienzas a sentir el privilegio de poder cubrir y vivir desde dentro una carrera de este tipo. Una vez en el interior del recinto de «Les Invalides», se accede al «Media Centre» a través del patio de armas, «Cour d’Honneur», que ocupa dos enormes salas del Museo del Ejército.
Una de ellas, la espectacular «Sala Turenne» con sus pinturas murales del siglo XVII que ilustran las campañas militares de Luis XIV del Gran Siglo francés. La segunda sala está en el contiguo Departamento de Armas y Armaduras Antiguas y muestra un conjunto excepcional de piezas del siglo XIX relativas a Napoleón I.
El contraste que se produce entre la decoración de estas dos salas, que por un lado nos muestran un pasado glorioso y, por otro, el presente, con la tecnología que durante dos días permite a los medios de comunicación hacer llegar al mundo en tiempo real lo que allí está ocurriendo, no deja de sorprender… Eso sin hablar del magnífico catering que se sirve para mantener en forma a los miembros de la prensa durante todo el día.
Fórmula E, París era una Fiesta: El Circuito
El monumental circuito, dominado por la cúpula dorada de la iglesia del Domo bajo la que descansan los restos de Napoleón I desde 1.840, cuenta con 1.920 m de longitud y 14 curvas que transcurren a través de las adoquinadas calles que rodean los icónicos edificios y jardines de «Les Invalides».
No debió ser fácil trabajar los sábados durante su montaje y desmontaje, ya que las manifestaciones de los chalecos amarillos «Gilets Jaunes» obligaron a los trabajadores del circuito a cambiar su habitual indumentaria amarilla por chalecos azules para no ser confundidos con los activistas.
El trazado está realmente bien pensado, aunque enseguida te des cuenta de que te va a llevar unas horas buscar los mejores lugares para tomar fotografías. Un «peaje» que hay que pagar porque, en una instalación de este tipo, no todas las curvas son fácilmente accesibles y porque incluso hay zonas por las que no se puede pasar caminando y a veces tienes que volver sobre tus pasos pero, una vez que has caído en todas las «trampas» estás preparado para trabajar.
Una vez en la pista se puede observar el titánico trabajo que hace la organización de la Fórmula E para su montaje. Kilómetros de vallas protectoras, de gráfica corporativa y publicitaria, así como los de cables para comunicaciones y señalización repartidos alrededor de todo el circuito, dan una imagen impecable al espectáculo y eso sin contar las pasarelas que permiten cruzar por encima de la pista facilitando el flujo de aficionados y profesionales en todo momento.
Los fotógrafos encontramos ventanas en las vallas que, situadas en lugares estratégicos, sirven para no perdernos nada de la acción que sucede en la pista. Aunque, como suele ocurrir, nunca nos parecen suficientes y siempre acabas encontrando recursos como meter el objetivo en el entramado de una valla o buscar pequeños huecos para tomar una foto diferente a las de los demás fotógrafos…, el espíritu del cazador.
Por otro lado, desde las numerosas tribunas situadas a lo largo del circuito, el público puede seguir toda la acción que acontece en la pista, así como a través de la gran cantidad de pantallas gigantes que hay frente a ellas.
Fórmula E, París era una Fiesta: El E-Village (Fan Zone)
Los aficionados son recibidos por un inmenso cartel volumétrico situado en los jardines de «Les Invalides», que reza: ABB FORMULA-E PARIS. Instalado en una verde explanada con vistas a los boxes del circuito y a la fachada principal del palacio, es donde el sábado, tras la carrera, se desarrollará la siempre espectacular ceremonia del pódium.
El público, con su entrada de tribuna, tiene acceso al Allianz E-Village, una «Fan Zone» donde se pueden familiarizar con coches híbridos y eléctricos de BMW, Porsche, Audi o Jaguar. También se encuentran allí la zona infantil y la gastronómica. Además, en el E-Village, se pueden conocer los entresijos del ABB FIA Formula E Championship, conocer a los pilotos y desafiarlos a una E-Race en la Gaming Zone , además de disfrutar de música en directo.
Fórmula E, París era una Fiesta: Ruido o no ruido
Se ha hablado mucho de la falta de ruido en las carreras de coches eléctricos pero, a decir verdad, esa ausencia queda cubierta con otros ruidos que emiten los Fórmula E y a los que nos acostumbramos desde los primeros entrenamientos.
Como fotógrafo necesitas saber siempre cuándo va a llegar un monoplaza a tu ángulo de tiro para «cazarle» y resulta curioso como rápidamente aprendes trucos para oír los coches…, el zumbido que nos recuerda a nuestro coche de pilas de la infancia, el chirriar de los neumáticos en las frenadas y derrapajes o el traqueteo de los coches al subirse por los metálicos arcenes, que se convierten en nuestros mejores aliados para saber cuando se avecina un monoplaza… Ya estamos preparados para el gran momento.
Fórmula E, París era una Fiesta: La carrera
En París vivimos una carrera en condiciones reales de lluvia y no tuvo desperdicio. Sin profundizar en el resultado, hay que decir que fue verdaderamente divertida por las sucesión de condiciones meteorológicas sol/lluvia/granizo/lluvia/sol que dieron lugar a multitud de incidentes, cambios de posición, penalizaciones, «FCY» y finalmente de «Safety Car», tras el cual se dio el banderazo de llegada con la trabajada victoria de Robin Frijns (Envision Virgin Racing), seguido por André Lotterer (DS Techeetah), y Daniel Abt (Audi Sport ABT Schaeffler).

«La victoria más dura de mi carrera». Así definió Frijns su primer triunfo en Fórmula E debido al deslizante estado de la pista y las precarias condiciones de visibilidad a las que se enfrentaron los 22 participantes durante la prueba. Para todos los que estábamos allí, pilotos, público, comisarios de pista, etc., fue una carrera complicada pero también hay que decir que, si bien las cambiantes condiciones complican técnicamente nuestro trabajo, por otro lado, son un regalo visual para tomar fotografías al borde de la pista… Imagino como habrían disfrutado emblemáticos fotógrafos de París como fueron Man Ray o Brassaï.
Se nota que es la cuarta edición de la carrera en París por el milimétrico trabajo realizado por la organización para facilitar la movilidad y la información tanto al público como a los profesionales que trabajan en este EVENTO con mayúsculas. Un lujo de carrera, una Gran Fiesta a la que espero poder volver a asistir.